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08 abril 2013

Algo huele mal en La Plata

Hace tres o cuatro días que tengo asma. Y mocos. E insomnio. 
Seguramente estoy somatizando. Me afectó mucho la inundación del 2 de abril en La Plata, que dejó un saldo de muertos y miles de casas destruidas por el agua, y la explosión de una parte de la destilería de YPF en Ensenada. 
Me la paso en Féisbuk tratando de hacer algo, de transmitir información útil, de denunciar cosas que se quieren tapar. En un momento me había agarrado la desesperación, porque no podía hacer nada desde acá, desde el reposo postoperatorio de mi rodilla. Pero después encontré tarea en publicar datos, y en coordinar una mínima logística familiar y de amigos para ayudar a gente que no había sido asistida. Luego armamos una página: Reconstrucción platense.
La mitad del tiempo me maravillo de esta inmensa cadena solidaria que se armó, en otros momentos, estoy triste (a veces se me caen las lágrimas) por las historias que me cuentan y que leo, y el resto del tiempo, indignada.

Indignada con las mentiras:

* De que YPF no emitió gases ni partículas tóxicas. Mi médico recuerda el sonido de la explosión, y que poco después, el agua que estaba entrando a su casa se llenó de un líquido negro. Hoy, Mora jugando en lo de mi mamá, se tiznó de negro los zapatos, la pelota y las manos. Negro, negro, negro. No era un barro común.


* De que los muertos son 51, y que hay una única señora desaparecida. Evidentemente alguna consecuencia habrá de asumir la verdad, para no querer admitir la dura realidad de que en cada barrio hay 50 muertos... Que en la nómina oficial casi no figuran niños, que la nómina se cerró el miércoles y todavia el jueves y viernes siguieron encontrando cadáveres. Que en los hospitales, por falta de luz, murió gente. Que hubo gente que no se ahogó, pero murió de un paro cardíaco. ¿Por qué sus muertes son menos válidas que las otras? ¿Por qué no se habla de los niños indocumentados, sí, esos que están en la calle, los más vulnerables de todos?

* De los políticos, que no terminan de decidirse de quién es la culpa, y que no tienen un plan claro a seguir. No hicieron caso de las advertencias de los expertos, de que había un serio riesgo de inundación en la región, y no solamente no se hicieron obras, sino que jamas hubo un plan de emergencia. El Alcalde Diamante.. perdón, el Intendente Bruera, y el Gobernador Scioli. Y la Presidenta también, que da el ejemplo cerrando el diálogo y cortando fondos.

* De una facción del oficialismo: La Cámpora. ¡Oh, los grandes salvadores! Que entran prepotentes a un lugar, echan a los voluntarios y voluntarias para ponerse al frente del trabajo. Que le ponen la etiqueta de "Clarín miente" o "La Cámpora" a las donaciones de la gente. Que interceptan camiones que van a los barrios, para repartir ellos los colchones y demás donaciones. Que si querés acercarte a trabajar, te imponen el chaleco azul.
"Estan trabajando a full". Sí; gracias. Pero ¿para qué la prepotencia, muchachos? 
"Se identifican, al igual que los scouts  (y guías) y la cruz roja". Acá disiento. Hay mucha diferencia entre voluntariado y militancia política. En la militancia puede haber servicio, pero siempre está la ganancia política detrás, y en este caso, el clientelismo. En el voluntariado, no.

Se ampararon en decir que la lluvia fue extraordinaria. Y eso es un hecho. Pero, como alguien dijo por ahí:

No es el agua lo que sumerge; el agua inunda lo que ya está sumergido.
No es la naturaleza que se ensaña con el excluído, es la cultura que naturaliza la exclusión. 

En fin... entre tanta mierda, literalmente, algo bueno debe salir. Cada Crisis conlleva Peligro, pero también, Oportunidad. 

Es nuestra oportunidad de despertar como sociedad y exigir cambios reales y no papel pintado. Que las buenas decisiones que impulsa este gobierno sean a largo plazo, que la corrupción no nos tape, ni nos mate. Que surja una oposición decente y que el diálogo político sea para cotejar propuestas y no para las chicanas dignas de chimentos del espectáculo.
Yo tengo ganas de creer en alguien. Yo no me puedo postular a Intendente, a Gobernadora, a Presidenta. No tengo formación política ni respaldo. Algún candidato DEBE tomar la posta, alguien con dos dedos de frente, alguien que ESCUCHE, principalmente, lo que la gente necesita y quiere pedir, lo que tiene que decir, porque la gente, nosotros, sabemos muchas más cosas de las que los gobernantes creen. No necesitamos que nos traten de estúpidos.

Y sobre todo, en medio de tanta muestra de solidaridad, sería lindo agarrar la costumbre, ¿no? La costumbre de donar, cosas y tiempo, para los demás. No duele, ¡y es tan lindo! Y no sólo limitarse a la buena acción de donar, ni al servicio de ayudar, sino comprometerse a la construcción, al Desarrollo Comunitario, donde tod@s somos iguales, donde no hay un "yo doy, vos recibís", sino un "construimos juntos".

Ya es tarde y en estos días he escrito y he estado frente a la compu más horas que nunca. 
Quisiera cerrar esta reflexión, esta catarsis, con una poesía de Benedetti, que en este momento me cabe al 100%


Defensa de la alegría - Mario Benedetti

Defender la alegría como una trinchera 
defenderla del escándalo y la rutina 
de la miseria y los miserables 
de las ausencias transitorias 
y las definitivas 

defender la alegría como un principio 
defenderla del pasmo y las pesadillas 
de los neutrales y de los neutrones 
de las dulces infamias 
y los graves diagnósticos 

defender la alegría como una bandera 
defenderla del rayo y la melancolía 
de los ingenuos y de los canallas 
de la retórica y los paros cardiacos 
de las endemias y las academias 

defender la alegría como un destino 
defenderla del fuego y de los bomberos 
de los suicidas y los homicidas 
de las vacaciones y del agobio 
de la obligación de estar alegres 

defender la alegría como una certeza 
defenderla del óxido y la roña 
de la famosa pátina del tiempo 
del relente y del oportunismo 
de los proxenetas de la risa 

defender la alegría como un derecho 
defenderla de dios y del invierno 
de las mayúsculas y de la muerte 
de los apellidos y las lástimas 
del azar 
y también de la alegría.

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