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26 enero 2015

Dios las cría, y el viento las amontona!

Yo suelo hacer este tipo de cosas. Conocer gente a través de internet, y luego de un tiempo, decidir que vale la pena conocerlos personalmente y... allá voy! 
Me pasó con Rodrigo Hermosilla de Santiago de Chile, y me pasó después con Martín Casatti, de Unquillo, Córdoba.

Con Diana fue diferente, porque comparativamente "la tengo acá no más", en la ciudad vecina, esa mole inmensa que es Buenos Aires.
Ella me había dicho que era "lo más formalito que podés llegar a encontrar"... Por lo cual íbamos a hacer un buen contraste!
Para empezar, la foto de perfil de Facebook no le hace justicia. Y por supuesto, en persona es muchísimo más interesante que por chat, aunque podemos divertirnos igual con nuestras conversaciones ADD.

Conversamos mucho, y me sorprendió que estuviera tan agradecida de que fuera a conocerla. "Quien te regala su tiempo, te regala algo que no recuperara jamás." Eso lo tengo muy en claro! pero en este caso no fue un regalo, a lo sumo un intercambio.

Me encontré coincidiendo con ella en que los que estamos "más informados" en algunos temas, tenemos que combatir nuestra soberbia para seguir aprendiendo...
Y aprendí mucho sobre el mundo del coaching. Cosas, situaciones, actitudes que sospechaba y que me confirmó, y el mundo inmenso que hay más allá, la cantidad de cosas que puedo leer y aprender y experimentar y evolucionar con eso, al mejor estilo Pókemon. Sobre todo en lo que se refiere a coaching ejecutivo, que es lo que más me interesa.
También conversamos sobre esa idiosincrasia de la ciencia: el pensamiento científico que tiene una idea que explica tal o cual aspecto del mundo, pero si aparece una que funcione mejor, ¡Adiós! vamos con la nueva. Fuera dogmas, fuera construcciones mentales inamovibles.

Me quedé pensando en la idea de que nuestros cerebros no están biológicamente diseñados para pensar, sino para reaccionar... (La parte reptiliana, al menos, que es la que actúa antes!) Y en el enorme campo de trabajo que hay en eso: Cómo entrenarnos para reaccionar adecuadamente. Sin falsas modestias, creo que he hecho eso toda mi vida. Como siempre me consideré de reacciones lentas, me entrené para poder reaccionar rápidamente ante situaciones estándar (primeros auxilios, violencia, catástrofes)... Y siempre, siempre me entreno en creatividad, y en tener un pensamiento crítico para lo demás. 

Después fuimos a su casa, y me pasee mirando su extensísima biblioteca. Ya saben, si quieren impresionarme con algo que tienen, la receta es esta: tener una enorme biblioteca... ¡y saber donde está cada tema y de qué se trata! JAJAJA  :D
Y si quieren impresionarme sin tener nada, no hay más que exponer una idea y sostenerla con argumentos válidos. Ambas cosas hizo Diana.

No mucho más puedo transmitir. Fue una tarde muy placentera, que tuvo sus momentos emotivos y de contarnos nuestros recorridos vitales. Descubrí que la señora "formalita" que se prende a sacarse selfies y juega a ser bruja con sus nietos, cuando hace pócimas y convierte las luces amarillas amarillas de los autos en rojas...

Un proverbio chino (o zen. o... no importa) dice que "cuando el alumno está listo, el maestro aparece".
Y hemos hecho un trato: ella será mi maestra en algunos temas, y yo su aprendiz;  yo seré su maestra en otros, y ella mi aprendiz.

Por último, la frase con la que me despidió: "Tenés una responsabilidad en comunicar..." 
En eso estamos.

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